Núcleo 2. Erotismo.
Casi todo el erotismo en Elvira Gascón se inspira en El Cantar de los Cantares del Rey Salomón. Una amalgama de éste con la mística –o mejor– un homenaje al amor casto, se expresa en dibujos, pinturas y collages logrados con flores, hojas naturales y esmaltes en metal.
Escribe al respecto el crítico Jorge Juan Crespo de la Serna:
“La finura exquisita de ella subraya cada cantar; lo recrea, lo vierte en siluetas alucinantes en que uno admira trasposiciones, sentidas hasta lo más hondo del pensamiento y la voz lírica que dieron nacimiento a ese gran poema bíblico. Se obtiene un placer de los ojos y del ánimo al ver lo delicado, lo sugerente, lo fuerte de estas imágenes en que domina –naturalmente— lo que la artista ha marcado en toda su obra, desparramada en revistas y libros: el alma helénica, la elegancia, la gracia, todo hecho con una firmeza de trazo que es casi una escritura soberana.
Esta fusión a la que alude Crespo de la Serna entre la inspiración del texto bíblico y el helenismo es valiosa porque ayuda a comprender el código amoroso que la artista empleó en muchos de sus desnudos solitarios y, sobre todo, en los desnudos de pareja. Lo apolíneo de los cuerpos, la gracia y la sutileza de la herencia griega son suficientes para extraer y expresar la castidad que arde con el amor dulce del cantar de los cantares. Resulta tan natural como bello, y por lo tanto resulta verdadero. Queda trazado su linaje en la cultura occidental en este tema, pero Elvira revela una capa más con sus representaciones de personajes hindúes inspirados en relieves y pinturas eróticas de diversos templos de la India, como los de Konark, Khajuraho y Ajanta, entre otros.