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El triunfo de la espiga

El triunfo de la espiga

El Museo Kaluz se complace en presentar El triunfo de la espiga, exposición que conmemora el 85 aniversario del exilio español en México.

La muestra se articula en tres núcleos que recorren los momentos clave de este proceso histórico: el éxodo y el cautiverio en Francia de los derrotados en la Guerra Civil Española, la etapa posterior marcada por la nostalgia de la patria perdida y, finalmente, la adaptación a la tierra mexicana.

El título de la exposición, El Triunfo de la Espiga, retoma un verso del poema "Yo te puedo poblar, soledad mía", escrito por Pedro Garfias en su poemario "Primavera en Eaton Hastings" (1939).  Este poema celebra el poder de la creación para manifestar el milagro de la vida en medio de la adversidad de la derrota: el triunfo de la espiga.

Esta poderosa imagen evoca la desolación de la derrota, el éxodo y el llanto —parafraseando a León Felipe—, pero también, y sobre todo, el amplio y feliz legado de las mujeres y hombres que encontraron en México un nuevo hogar, cumplieron aquí con sus destinos y ganaron un exilio.

Éxodo y reclusión

El exilio republicano español está conformado por el conjunto de ciudadanos que, durante la Guerra Civil Española (1936-1939) y la inmediata posguerra, se vieron obligados a abandonar su tierra natal y desplazarse a otros países, entre los cuales destacó México.

El primer punto de escape fue la frontera con Francia. El éxodo hacia dicho país fue constante a lo largo del conflicto y se intensificó tras la derrota de la causa republicana, entre el 5 y el 13 de febrero de 1939. La reclusión en diversos campos de concentración, ubicados en el sur de Francia, fue el destino de casi 600,000 españoles, quienes enfrentaron, en medio de condiciones verdaderamente inhumanas, el profundo dolor de la derrota.

Dos de los campos de concentración más conocidos, Argelès-sur-Mer y Agde, fueron escenarios de los acontecimientos reflejados por los artistas cuyas obras se presentan en esta exposición. Este repertorio abarca desde los últimos enfrentamientos con la Guardia Civil en territorio español hasta el trayecto por ultramar, sin omitir la penosa vida cotidiana en los campos de internamiento.

A los artistas emblemáticos que abordaron esta temática, como Antonio Rodríguez Luna, Francisco Moreno Capdevila y Gerardo Lizarraga, se suma un autor apenas conocido: Francisco Marco Chilet. Su trabajo, de gran valor tanto documental como artístico, sigue la secuencia narrativa antes mencionada, ofreciendo una perspectiva única de este periodo histórico.


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Antonio Rodríguez Luna (1910- 1985) Éxodo, 1961 Óleo sobre tela Colección Kaluz

Antonio Rodríguez Luna (1910- 1985) Éxodo, 1961 Óleo sobre tela Colección Kaluz

Esta pieza cuenta con tonalidades oscuras y remite, en ciertos aspectos, al romanticismo y al neorrealismo de la posguerra. En la parte inferior se aprecia a los republicanos caminando, personajes tristes, en plena huida.

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Francisco Marco Chilet (1903 - 1977) Aprehensión, 1939 Prisioneros y guardias, 1939 Tinta sobre papel. Colección Kaluz

Francisco Marco Chilet (1903 - 1977) Aprehensión, 1939 Prisioneros y guardias, 1939 Tinta sobre papel. Colección Kaluz

El escenógrafo, maestro y artista plástico Francisco Marco Chilet realizó un registro de la realidad que vivieron sus compatriotas durante el cautiverio. Sus obras no sólo son piezas artísticas:  fungen también como un registro documental de la persecución y violencia que se ejerció contra artistas, maestros, poetas, políticos y exiliados en general. En la obra de este artista se aprecian, en predominantes tonos negros, a guardias civiles y militares españoles, pero también a soldados que representan a diferentes regímenes totalitarios en Europa.

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Francisco Marco Chilet (1903 - 1977) Ruinas, 1939. Lápiz sobre papel. Colección Kaluz

Francisco Marco Chilet (1903 - 1977) Ruinas, 1939. Lápiz sobre papel. Colección Kaluz

A través de sus dibujos, Marco Chilet proyectó las condiciones de vida en las barracas de los campos de concentración, la insalubridad, la humillación, la represión, los abusos y la vulnerabilidad expuesta por las enfermedades y muertes debido al hacinamiento y las condiciones precarias de los campos; pero también rescató la solidaridad y el espíritu de resiliencia dentro de la convivencia entre compañeros. La colección del artista fue donada por sus herederos en octubre de 2021 al Museo Kaluz con el fin de conservar, investigar y promover este acervo.